Época:
Inicio: Año 2200000 A. C.
Fin: Año 10000 D.C.

Antecedente:
Evidencia geológica



Comentario

Junto al estudio de los restos de industria, el análisis de la fauna y su significado económico y ecológico nos permite también estudiar las culturas humanas de un modo más amplio y comprender mejor su evolución. Los grupos durante el Pleistoceno tuvieron una economía depredadora en la que dependieron de los recursos del medio ambiente. Los aportes más importantes y más directamente relacionados con la alimentación son los restos de fauna.
En primer lugar haremos una serie de consideraciones sobre la importancia relativa de estos restos. La presencia de huesos de animales en un yacimiento paleolítico se debe a dos causas principales. Por un lado, tenemos los animales cuya existencia en una ocupación humana se debe a la acción selectiva del ser humano sobre el medio ambiente. Por otro, están los animales que viven en el yacimiento de forma natural, bien coexistiendo con el hombre o bien ocupándolo cuando se produce su abandono. Partiendo de estas consideraciones tendremos dos conjuntos cuya importancia de cara al estudio de la humanidad es desigual. Una categoría es la de los elementos aportados por el hombre, constituyendo el reflejo cultural del medio y de la habilidad de los grupos humanos. La otra representa el biotopo específico y natural del lugar. Entre ellos se consideran los restos de micromamíferos, especialmente de los roedores, ya que éstos suelen representar un aporte natural de las rapaces o de otros animales que utilizaron el yacimiento cuando éste se abandonó. Los restos de carnívoros plantean un problema especial respecto a su presencia. En muchos casos (oso, hiena, zorro, etc.) se atestigua su preferencia por determinados hábitats como las cavernas; sin embargo, en muchos casos han sido cazados por su piel o su carne.

En cada uno de los continentes que forman el Viejo Mundo se produjeron una serie de cambios en el registro faunístico que se pueden seguir desde el final del Plioceno en el Terciario hasta el presente. Estos cambios se pueden caracterizar bien por la inmigración recurrente de grupos que no se encontraban presentes anteriormente, o bien por la aparición local de nuevas especies y la extinción de otras. Aunque las divisiones cronológicas se hagan amplias, está bien demostrado que no existen criterios para establecer marcadores de sincronía entre los distintos continentes. Los modelos de evolución faunística permiten establecer mejor las secuencias locales que se fijan con métodos cronológicos de uso universal como los radiométricos o paleomagnéticos.

El análisis de la evolución faunística muestra también que los cambios en la fauna no son homogéneos en todo el Viejo Mundo. En Africa, una fauna esencialmente moderna aparece ya en el Pleistoceno inferior. Sin embargo, en Eurasia esto no ocurre hasta finales del Pleistoceno Medio. La existencia de un clima globalmente más estable en Africa, comparado con las demás áreas, demuestra cómo las condiciones climáticas y la zonación geográfica jugaron un importante papel en los cambios climáticos del Cuaternario.

A fin de poder valorar cómo estos cambios y relaciones se presentan en cada continente, vamos a revisar los distintos grupos zoológicos y cómo se presentan las distintas especies, siguiendo a Kahlke.